Skip to main content

En este mundo tan globalizado, esta sentencia escuchada hasta la saciedad una y otra vez, llega hasta cansar un poco, lo que sí es cierto es que cada vez somos más “solitarios presenciales”, parece incongruente con una sociedad cada vez más conectada a las redes sociales, a las nuevas tecnologías, que nos permiten estar en contacto a paso de un clic con cualquier persona en otra parte del mundo, sin tener que preocuparnos de nada más que tener un dispositivo conectado a Internet.

Muy al contrario de todo esto, realmente somos unos solitarios, nos encerramos más en nosotros mismos, nos dedicamos más a mantener una relación con nuestro móvil, pc, tablet, o cualquier otro aparato excitantemente electrónico, que nos proporciona un orgasmo tecnológico difícil de asimilar, si no, somos otra víctima de esta solitaria vida social en Internet.

Cuántas veces, vemos personas andando por la calle, que ni siquiera levantan la cara de su dispositivo móvil, mientras caminan, y son capaces de recorrer kilómetros sin perderse.

Lo confieso, soy uno de estos, soy un maldito yonki tecnológico, cada uno de nosotros tendremos una excusa perfecta para no reconocerlo, pero es una realidad, somos drogodependientes de Internet. ahora bien, en nuestras manos está la capacidad de sacarle el rendimiento positivo y que nos aporte más de lo que nos elimina.

Ahora, el mayor de los problemas es cuando, esa “solitaria presencia” ante nuestro dispositivo, la usamos para camuflar todas nuestras carencias: miedo a relacionarnos, nula personalidad, temor a  tomar decisiones, y aprovechamos las redes sociales, especialmente Facebook para sacar lo malo que tenemos dentro, ¿por qué no se usa para sacar lo bueno? imagino que también lo tenemos,  o ¿realmente somos tan asquerosos?.

Facebook saca la basura que somos
Cuando te das cuentas, días tras días como el ser humano, se sienta tan jocosamente ante su perfil social, para ejecutar sus “líneas maestras”, y empezar su “obra de arte”, criticar a todo acto, comentario, empresa, persona, crea perfiles falsos para criticar, es sencillamente asqueroso, todo desde su “anonimato irreal”. Pero aún más cómico es encontrarte con esa misma persona de frente, y ni saludarse, pero ella y tu saben quienes son ambos, pero luego tras una pantalla, a veces pequeña, otras más grandes, es capaz de desnudarte entre mentiras y falacias, pobre infeliz acomplejado.

Porque gracias a Facebook, ya, nuestra privacidad carece de importancia, soy una persona abierta, una persona con dotes para opinar y sentar cátedra, no me importa mostrar mi vida y la de los míos, sin pensar en consecuencias,… pero… si tengo que criticar, ah ah ah amigo!!, ahora sí, me importa, no puedo criticar y verter falsedades con mi perfil, pero esto tiene solución: me creo otro falso para publicar.

Cuando no tenemos alma, no tenemos decencia, las nuevas tecnologías no nos cambian de persona, sólo, nos brinda herramientas para ayudarnos a desprestigiarnos públicamente a mostrarnos al mundo como somos realmente BASURA HUMANA. Es tan grande nuestra ignorancia y nuestro atrevimiento, que no somos ni conscientes de eso. No eres ni peligroso, sólo te estás autodestruyendo.

¿Por qué no usar las redes sociales, para hacer el bien? también se podría, pero mientras el humano sea lo que es: el único ser vivo capaz de destruir lo que construye, esto no ocurrirá jamás. Sí, habrán pequeños grupos que intentan vivir así, pero ¿de qué vale una gota de agua en un océano de falacias, egocentrismo, ignorancia, maldad?

Deberíamos usar las herramientas, que unos crean y desarrollan, para hacernos la vida más fácil, mejor, más feliz. No, para buscar el acto más perjudicial a ejecutar, pero… la decadencia humana es tan…

Yo por lo menos, prefiero usarlo para tener una vida más fácil ¿te apuntas?.