- a) El Intelectual, que puede realizar críticas constructivas, con educación y, quizá, hasta razón. Se trata del caso más positivo ya que, si logramos ganárnolos, toda su fuerza negativa puede mutar convirtiéndose en grandes evangelizadores nuestros. En este caso siempre les atenderemos, tratándoles con especial delicadeza para evitar que se conviertan en invasivos, aportándoles soluciones o explicaciones a través del mismo canal y, si es necesario, dialogando con ellos en privado.
- b) El Invasivo, que acosa y persigue por todos los canales, incluso con varios seudónimos y con el único objetivo de desprestigiar tu marca. En este caso lo mejor es ignorarlo haciendo una gestión eficaz de nuestro silencio, porque él solo se retrata, ya que suele ser maleducado y pierde crédito con sus intervenciones. No obstante, no descartaremos otro tipo de acciones dependiendo de la plataforma.
- c) El Especialista, que está convencido de que conoce nuestra marca mejor que nosotros y, muchas veces, solo pretende poner en evidencia la presunta ineptitud de sus responsables y empleados, o la del propio Community Manager. En ocasiones nos estamos enfrentando a un profesional técnico o intelectual de nuestra rama profesional que, quizá, sí conozca mejor que nosotros algunos aspectos del producto o servicio en cuestión. Por ello, le escucharemos asumiendo una postura sincera, directa y humilde. Incluso indicando (siempre en el mismo canal) que trasladaremos su problema a los «técnicos», al «departamento X», etc., «y le daremos una respuesta estudiado el caso». Esperaremos a que pase el tiempo y, si no procede, quizá nunca respondamos.
- –Si el comentario se realiza en «nuestras» páginas (corporativa, redes sociales, blog, etc.): Siempre será la mejor opción y las más fácil de gestionar porque podremos moderar e incluso censurar (dependiendo del contenido y el tono, pero no por defecto) los comentarios. Será más fácil detectarlos que en plataformas ajenas.
- Además, los comentarios son un excelente feedback a través del cual recabar información sobre nuestro público objetivo y reconocer los posibles fallos de nuestros productos, servicios o estrategias. Estas críticas pueden ser tremendamente positivas y ayudarnos a mejorar. Los usuarios suelen detectar más fácilmente nuestros errores, así que la respuesta a estos comentarios pasará por darles una solución personalizada, las gracias y hacer propósito de enmienda a partir de sus sugerencias.
- Nuestro equipo gestor de Social Media evaluará si al moderarlos se publican o no, dependerá de los beneficios/perjuicios que puedan provocar. No obstante, si están publicados no debemos eliminarlos porque la censura podría desencadenar un Efecto Streisand y que el usuario propague los comentarios negativos por otros canales («la habremos liado parda»; señores, ¡cuidado con los trolls en potencia!).
- Si lidiamos con un usuario de Twitter, podemos pedirle que se haga seguidor para mandarle un mensaje en privado (DM) solicitándole más datos sobre el problema con el fin de ayudarle.
- Si es usuario de Facebook, con el nuevo Timeline podemos enviar mensajes privados desde nuestra Fanpage u ofrecerle diferentes direcciones de correo electrónico para reconducir la conversación y profundizar en su problema. Una crítica puede ser una oportunidad fantástica de comunicarnos con nuestros clientes potenciales o reales y fidelizarles.
- –Si el comentario se realiza en otras páginas (blogs o foros de terceros): son los casos más peligrosos y sobre los que no tenemos ningún control directo. Precisamente aquí radica el reto. Lo más recomendable es analizar su alcance y relevancia. Si merece la pena y no se trata de un ataque ofensivo o soez, solicitaremos al administrador ser usuarios y le responderemos en el mismo canal de la forma más transparente posible, firmes y con argumentos sólidos que desmonten las críticas.
- En caso de que nos topemos con un troll invasivo, alertaremos al administrador del blog o foro de lo sucedido, exponiendo en detalle la situación y solicitando que modere o censure las intervenciones injuriosas. El administrador puede exigir una rectificación, expulsar o bloquear a un usuario de ese tipo, de hecho, es una práctica habitual.
- -¿Qué ocurre si es el propio moderador quien nos ataca? Mantendremos esta misma estrategia dirigiéndonos directamente a él para exigirle una rectificación o la retirada de la información calumniosa. Si se niega a negociar, evaluaremos el daño ocasionado para estudiar una querella por injurias y calumnias. Pero ya sabemos que por la vía judicial, «las cosas de palacio, van despacio»; por lo que, en paralelo, crearemos una campaña de reputación online a través del marketing de contenidos. Es decir, generando información de interés que cuente con el SEO como aliado para posicionarse por delante en los resultados de búsqueda.
Fuente: qweb.es