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1. La naturaleza del medio
Una de las diferencias más perceptibles entre el comercio electrónico y el social commerce es el lugar donde se desarrolla el proceso de compra-venta. Mientras que el e-commerce ubica el proceso de compra en la web, el social commerce genera una interacción fluida entre el entorno web y las redes sociales. De esta forma, el social commerce se presenta como un paso al frente en la evolución de la compra online, trasladando parte o la totalidad del proceso en el lugar en el que los consumidores pasan gran parte de su tiempo.

2. Usuario, epicentro del proceso de compra
Actualmente, muchas marcas hablan de la importancia del consumidor y su importancia en la toma de decisiones corporativas. No obstante, pocos aplican este criterio en sus plataformas de venta online. Las soluciones de social commerce ponen énfasis en el consumidor, y lo sitúan en el epicentro del acto de compra .De esta manera, la tienda no se convierte en un escaparate estanco sino que ofrece una experiencia única y personalizada en función del usuario que lo visite.

3. Componente social
Una de las máximas del Social Commerce es dotar al proceso de compra de un componente más social. De esta manera, los consumidores pueden llevar a cabo el proceso de compra online al mismo tiempo que comentan sus adquisiciones, reciben recomendaciones de sus amigos, comparten información… En definitiva, el Social commerce abre la puerta a la interacción y al intercambio de información durante el proceso de compra.

4. Relación marca-consumidor
Otro de los aspectos claves que diferencia ambas modalidades es la capacidad de interacción con el público potencial. El ecommerce ha sido tradicionalmente un canal estático e unidireccional, en el que el consumidor decidía comprar o no partiendo de la información dispuesta. Con la integración de las redes sociales en el punto de venta, abrimos la puerta a un canal de comunicación mucho más fluido que facilita la interlocución entre los comerciantes y consumidores, y entre usuarios. De esta forma, se puede afirmar que el Social Commerce contribuye de manera efectiva al fortalecimiento del vínculo entre marcas y consumidores.

5. Conocimiento del consumidor
A diferencia del e-commerce, el social commerce facilita a las marcas un conocimiento más exhaustivo de sus clientes 2.0. En esta tipología de comercio, los compradores dejan de ser números para convertirse en personas cuyo perfil las empresas conocen gracias al grafo social. Asimismo, la información que estos usuarios comparten a través de las redes también puede ayudar a los vendedores a generarse una idea sobre el entorno en el que se mueve el cliente, sus aficiones, etc.

6. Adecuación de la oferta
Esta diferencia emerge como consecuencia de la anterior. Un mayor conocimiento del consumidor permite ofrecer productos que se adapten a los gustos y necesidades de los consumidores. Hasta el momento las recomendaciones de los e-tiendas se basaban en criterios de navegación o complementariedad entre los productos visitados. En cambio, las nuevas aplicaciones de social commerce (como es el caso de Social-Buy.com) ofrecen a las marcas un completo motor de recomendaciones mediante el cual son capaces de ofrecer una selección de productos adaptados a los gustos y preferencias de cada usuario. De este modo, el social commerce, a diferencia del e-commerce, facilita que la oferta adecuada llegue al consumidor adecuado.

7. Compra en exclusiva
Si bien 2011 fue el año de los “groupones”, este año muchas marcas van a apostar por ofrecer directamente condiciones de compra especiales a su cliente con el objetivo de premiar la fidelidad a la marca. En este sentido, el social commerce se presenta como el escenario ideal para llevar a cabo este tipo de acciones a través de los llamados “descuentos sociales”. Este tipo de promociones permite a los usuarios conseguir rebajas por el simple hecho de publicar un producto en las redes sociales o recomendarlo a sus amigos.

Fuente: marketingdirecto.com