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No le quedaba más remedio que emparentar los dos mundos. Las redes sociales nunca han sido el terreno en el que Google mejor se ha manejado y, por lo tanto, recurren a las búsquedas para tomar una posición de relevancia frente a Facebook, ante la inactividad de su proyecto social: Google+. De reojo pueden mirar a Twitter, sabiendo que la plataforma tiene un precio alcanzable, no solo en una hipotética adquisición, sino en acuerdos sobre el rastreo, que le repercutan ingresos a las necesitadas arcas de Twitter. Google no tienen prisa y busca una posición dominante en la negociación que, poco a poco, van consiguiendo, contrario a los primeros acuerdos, ya rotos, entre ambas compañías.
De alguna manera, Google pretende crear el mismo ecosistema que consiguió con las búsquedas. Aunque esta vez sabe que no podrá hacerlo de manera natural: que el usuario abrace masiva e inequívocamente sus productos arrastrando a los creadores de sitios a posicionar sus productos online. El buscador lo es todo. Y como tal, seguirá siendo el eje en la estrategia social, pero esta vez de manera artificial.

Google Wave fue la novatada. Buzz la intención de emparentar Gmail a lo social. Ninguno dio resultado. Con Google+ lo tienen claro, la fusión entre el buscador y la actividad social del usuario han de tener recompensa. A eso van, a que nos veamos en Google, nosotros y nuestros amigos, haciendo del efecto de “El filtro de la burbuja” una realidad aceptada y casi deseada. Dicha teoría, enunciada por Eli Pariser, consiste en concienciar a las tecnológicas sobre el gran poder que aglutinan ante los diferentes resultados que proponen según el conocimiento que poseen de cada usuario que realiza una búsqueda. Un poder que se amplía si, además de los gustos, consiguen acaparar también su entorno de relación social. Y no solo, ya que aparte de saber con quien se relacionan sus usuarios, sabrán a través de los círculos en los que están añadidos cómo les catalogan en su entorno social, y así dotar al algoritmo de nuevas variables sobre la influencia de cada persona que use el buscador. Es decir, sabrán más de ti que tú mismo. Da miedo, pero la máquina ya está engrasada y no para.

Con Facebook cayendo estrepitosamente en bolsa, toca morder. No es una estocada definitiva, pero sí una banderilla mal clavada, que el público pita pero hiere un órgano vital del bravo toro que es la empresa de Zuckerberg. Google tiene cinco punzones:
•    Google+ mejora el SEO (posicionamiento en buscadores de la página que use su red social).Un aliciente más que deseado por el 99% de las empresas que operan en la red. Ser de los primeros en Google supone ventas, relevancia, audiencia y, por lo tanto, dinero.
•    Dos mundos: Búsqueda natural y búsqueda en tu mundo. La introducción de Search In Your World (ahora llamada «Plus») es el primero de los experimentos, pero no el único. Y todo lo que vayan enriqueciendo al motor de búsqueda supone dos cosas: las búsquedas serán cada vez más precisas (por conocimiento personal del usuario) y marcarán una barrera con sus conmpetirores (Bing, sobre todo) prácticamente insalvable. Microsoft no podrá reaccionar, por muy bien que se lleve con Facebook o sus acuerdos con Yahoo! En búsquedas.
•    La publicidad. Todo lo que mejoren las búsquedas supondrá una mejora en el programa de Adwords. Podrán añadirle nuevas prestaciones, mayor información al anunciante y, por lo tanto, incentivar la inversión. Además de crear nuevos formatos.
•    La autoría y la fuente original de un contenido. Lo único que no tiene Google es el contenido. No lo crea, pero lo ordena, lo cataloga y lo presenta. Y, por su puesto, rentabiliza este proceso como nadie. Pero para clasificar el contenido necesita que el creador de los mismos participe de su programa de Google+ y las etiquetas vinculadas al mismo. Google quiere saber quién es fuente original, primaria y valorarlo de manera especial. Para ello necesita que participen de su entramado social. Es decir, han de pedirle al autor que cree un perfil y lo alimente. Ya no les vale que éstos lo hagan de manera natural, ya que no son líderes sociales.
•    La movilidad. Los dispositivos móviles se alimentarán de todas las mejoras y conocimiento que sean capaces de lograr en la web. Y es el último peldaño del dominio de la red. De alguna manera, el móvil es el elemento más personal de pertenencia con el usuario. Es poder entrar en su bolsillo, en su vida y en sus tarjetas de crédito. Pero legal, claro está.

Google eterno
En un mundo de ingenieros, todo aquello que no son capaces de conseguir con algoritmos solo tienen una vía: la seducción. Google no negocia, seduce. O bien por un talón inesperado, o bien por unas ventajas sin precedentes en el resultado de un site cualquiera. Si Google consigue meter Google+ con calzador, el algoritmo de su buscador no tendrá rival. Lo sabrán todo y su publicidad será cada vez más y más efectiva, denostando al resto de burdos imitadores cuya única opción será ofrecer al anunciante un display (publicidad gráfica) para las competidas campañas de branding (marca), tan competido como mal pagado.
En Google saben que es el momento de acelerar el proceso antes de que Facebook pueda remontar el vuelo. No quieren ganarle en usuarios, pero sí que estos sientan que su pertenencia a Google+ tiene más ventajas. Y eso pasa por las búsquedas. Vernos en Google es ventas. Vernos en Google es ego. Vernos en Google es superioridad. Y ahora hay un peaje social que ayuda a completar cada estadio mental o pecuniario. Órdago a grande en lo social y Facebook pasa, a la espera de los dobles, porque “jugador de chica… perdedor de mus”. Todos quieren ganar. Es el momento de comprar acciones de Facebook. Así son las tecnológicas. Heridas, rinden más.

Fuente: elpais.com